martes, 26 de junio de 2012

Buenas noches, papá




“Mamá, papá no está, no está en el hospital y aquí tampoco está”


¿Dónde van las personas amadas cuando nos abandonan? ¿Cómo explicar a un niño a donde vamos cuando morimos, sobre todo cuando soy yo la que todos los días me pregunto por qué y no encuentro respuesta? Cuando soy la principal desconcertada, cuando necesito que me consuelen y no encuentro consuelo, a pesar de las dulces palabras de los que te quieren.  Cómo puedo explicarles a mis hijos que papá murió y que por mucho que nos duela, “nunca jamás” volveremos a verlo.


¿Dónde crees que tu que está?
 Está en el cielo. ¿Por qué?
Porque el abuelo estaba malito y se fue al cielo.

El cielo, metáfora sobrexplotada a lo largo de la historia de nuestra cultura, que seguramente alguien de la familia les dió y que es como tradicionalmente se le explica a los menores la muerte de un ser querido. Sin embargo, en sus conversaciones surgen otras preguntas:
 
¿En el cielo de los planetas? ¿y por qué?
No, es en el cielo de las estrellas.
No, porque está muy alto y no puede.
¿Cómo puede escucharnos si está muy lejos?
Mamá ha dicho que siempre nos escucha, ¿verdad mamá?
¿Cómo nos ve si estamos dentro de la casa?
¿Puedo decirle buenos días? No, porque no hay estrellas

Y subido en la butaca del abuelo se asoman por la ventana y gritan:  Buenos días, papá.

¿Puedo enseñarle mi dibujo? Si, porque lo puede ver todo.
Papá, ¿me oyes?

Entre ellos buscan respuestas, que en definitiva es lo que también hacemos los adultos, darnos ánimo y buscar explicaciones quizás más realistas, o no.  "Ha tenido una vida plena, era mayor, para seguir enfermo…está en paz".

Y a la edad de 4 años surgen las dudas quizás porque en casa tenemos un planetario, o porque no nos convencen las respuestas o porque en definitiva,  el cielo está muy lejos.

Mamá, el abuelo no está en el cielo porque el abuelo no es un Buzz Lightyear y no tiene alas.
No cariño, pero el cielo es como el cuento del tigre cuando su mamá le pide que cierre los ojos e imagine un cielo de colores, ¿te acuerdas?. Ahora, imagina al abuelo cuando te llevaba a ver los gatitos, cuando te daba un beso, cuando os reíais juntos… ¿lo ves ahora?
Y Francisco José cierra los ojos y sonríe. Si, el abuelo tiene bigote.
Mamá, el abuelo no está en el cielo, está en el corazón.
Si cariño, cuando quieres a alguien siempre, siempre estará en tu corazón.

 


Y cada uno busca una respuesta distinta, porque una pregunta importante no puede tener una sola respuesta.



Y buscan distintas maneras de afrontar tan terrible pérdida. Y llenamos la casa de dibujos del abuelo, Francisco José le dibuja el bigote… y pintamos cuadros y Miguel pinta el cielo del abuelo y un arco iris y sonríe. Abuelo, ¿te gusta? Mamá, le gusta porque soy un pintor. Y Francisco José, que en principio pinta un policía, acaba dibujando un campo de colores para el abuelo… Y se suben a su butaca y traen su cartera ¿Por qué tiene aquí el dinero?


Campo del Papá. Fco José
Cielo y el arco iris de Papá. Miguel
 
 Y los saludamos por la mañana y por la noche, y lo buscamos en cada lugar de la casa, porque siempre está en nuestros pensamientos.
Mamá echo de menos al abuelo.
Yo también cariño…

 Buenas noches, papá. Siempre, siempre, estarás en nuestros corazones.