sábado, 17 de septiembre de 2011

"La vuelta al cole"

Se termina el verano y con la llegada de septiembre volvemos al cole, desde hace ya varios años se ha impuesto el hábito de pedir los materiales necesarios para el curso escolar antes de iniciar las vacaciones estivales con el objeto de disponer de ellos nada más comenzar,  imagino que debido a una cuestión de ganar tiempo o dicho de otra forma, de no perderlo.  El tiempo se ha convertido en una cuestión primordial incluso en los primeros niveles educativos, el porqué o el para qué, son cuestiones a las que es difícil dar respuesta.  Podríamos suponer que si no disponemos de los materiales en el mes de septiembre, los niños y las niñas habrán perdido un tiempo precioso de “instrucción” o porque si pedimos libros de fichas, cuadernillos de grafomotricidad, de cálculo, de dibujo… y de todas las posibles variables que los creativos de las editoriales convierten en “imprescindibles”, ciertamente o empezamos pronto o nos espera un curso “tirando de las criaturas” para que acaben con todo el material. Esta situación puede verse agravada si le añadimos todas las fechas conmemorativas,  todos los días de…: día del árbol, de los enamorados, de la castaña, de la madre, de la constitución…, más otros tantos programas que nos vienen dados desde otras instituciones como “desayuno sano”, “higiene bucodental”… que pasan a engrosar la lista de contenidos que hemos de trabajar durante un curso escolar, de forma que el curriculum empieza a engrosarse con multitud de contenidos adicionales y entramos en una espiral de “actividades” que nos desbordan generándonos la sensación de que no llegamos, que nos falta tiempo.  la cuestión es  ¿por qué lo hacemos,  porque el colegio repite prácticas que no sabemos bien que beneficios aporta ni que aprendizajes promueve, las maestras nos dejamos el alma y la salud mental intentando abarcar mil y una cuestión que consideramos imprescindibles. Si a nosotras docentes adultas nos crea una situación de estrés podemos imaginar cómo lo vivirán los niños y las niñas.

Esta forma de entender el aprovechamiento de la jornada escolar se contradicen con la concepción del tiempo que se contempla en el curriculum de infantil para Andalucía que textualmente expone: 

El tiempo ha de ser entendido, en esta etapa como elemento que contribuye al proceso de construcción personal de los niños y de las niñas. De ahí su importancia.…. Cada niño y niña ha de disponer, en consecuencia, del tiempo necesario para crecer y desarrollarse de acuerdo a sus ritmos individuales. El tiempo ha de organizarse, por tanto, de manera flexible y natural generando un ritmo sosegado donde no se atosigue a los niños y niñas exigiéndoles una pronta realización de las actividades o adquisición de destrezas, sino mas bien ofreciendo momentos y situaciones donde se cuente con el tiempo necesario para poder jugar, reír, conocer, explorar y aprender…” Orden de 5 de agosto de 2008, por la que se desarrolla el currículo correspondiente a la educación infantil en Andalucía.

Viendo los listados de materiales que pedimos a los niños y a las niñas de infantil podemos hacernos una idea de cuanto tiempo van a disponer para hablar sosegadamente de las cosas que verdaderamente les importan.  En esta edad en la que todo les interesa tendrán que dejar sus preguntas para cuando consigan terminar de rellenar materiales,  por otro lado tan simples que exigen la mínima implicación del alumnado y mucho menos adecuados para desarrollar su capacidad de pensar o despertar su interés. Podríamos justificarnos alegando que también pedimos otros materiales para completar, esta puede ser la razón por la que las listas de materiales pueden llegar a ser interminables, cuántos materiales adicionales necesitarían algunas de las siguientes fichas como las que aparecen en las imágenes para cumplir con los criterios que aparecen el curriculum de infantil.
"Para la selección y uso de los materiales educativos y equipamiento se deberá tener en cuenta algunos criterios. Deben apoyar la actividad infantil promoviendo la investigación, indagación, exploración, etc. evitando suplir la actividad de niños y niñas. Deben ser polivalentes permitiendo realizar diferentes acciones, usos y experiencias, en función de los diferentes intereses de quien los utilice y adecuarse a los diferentes ritmos de los miembros del grupo. Deben ser variados, orientados al desarrollo de todos los planos que integran la personalidad infantil: motor, sensorial, cognitivo, lingüístico, afectivo y social.Serán también, en la medida de lo posible elementos de la vida cotidiana de la comunidad, útiles, herramientas..., que, bajo supervisión de personas adultas podrán ser utilizados, así como comprender, a través de la acción, las actividades de las personas adultas, así como aprender a usarlos con los mismos fines para los que esta sociedad los ha creado.”


 



 
Esto es un atentado contra la inteligencia de los niños y niñas de 2 y 3 años, cuando ya son capaces de realizar producciones como los siguientes:

 

Francisco José
"EL FUEGO" Miguel


 Como mínimo el trazo vertical y horizontal está conseguido, incluso el zic zac, la diferencia radica en la riqueza de las producciones que se convierten así en un medio de expresión y de experimentación.





Haciendo un barrido por la red podemos consultar algunas de las listas de materiales para infantil en donde el afán perfeccionista de algunas y algunos docentes les lleva a detallar no sólo el objeto sino también la marca, tamaño, grosor... En casi todas se incluye un libro, además del libro de texto, lo que es muy alentador desde el punto de vista de la lectura, sin embargo no llego a entender cuales son los criterios de selección, puesto que las referencias que aparecen en algunos de los listados son:“un cuento, un cuento de pastas duras,  un cuento de cartón…” sin más referencias bibliográficas. Lo que por otro lado contrastan con los datos identificativos de los libros de fichas que incluyen claramente las referencias bibliográficas: titulo del proyecto, nivel y por supuesto la editorial, lógico si queremos que las familias nos traigan ese y no otro.

Esto nos puede dar pistas de la importancia dada en algunos casos a cada material, el libro de fichas bien indicado y un cuento, el que sea, da igual que cuente una historia maravillosa, que sus páginas sean verdaderas obras de arte, que emocione, que les haga pensar, que los lleve de la mano al mundo de la literatura, da igual que no tenga palabras, de todas formas los niños son pequeños y no entienden de palabras… José Saramago inicia el cuento La Flor más grande del mundo diciendo “Las historias para niños deben escribirse con palabras muy sencillas porque los niños al ser pequeños, saben pocas palabras y no las quieren muy complicadas. Me gustaría saber escribir esas historias…"  Una historia bellísima con un lenguaje como sólo Saramago podría escribir y que se acompaña de un corto animado que os invito a ver, si no lo habéis hecho ya, en el siguiente enlace:
  http://www.youtube.com/watch?v=-KTL94Rl7CI
Hay niñas y niños que tienen la suerte de vivir en contacto con este y otros textos de calidad y creo que es nuestro deber llevar la riqueza de todos estos textos a aquellos que no pueden disponer de ellos.
Volviendo a la orden de  inantil: "Especial atención cobra a estas edades las lecturas de cuentos y otras obras literarias. Con estas lecturas, convertidas en momentos gratificantes y afectivos, los niños y niñas aprenderán a sumergirse en el texto mientras su imaginación va creando personajes y escenarios únicos, aprendiendo a vivenciar y a enamorarse de la literatura, acercándose a este arte universal a través de la magia de sus relatos, lo que creará interés por compartir interpretaciones, sensaciones …"


Un cuento de pastas duras admite un solo criterio, la durabilidad, porque los niños al ser pequeños rompen los cuentos…Puedo imaginar que ocurriría si en algunos de los curso con docentes les propusiera como texto para una tertulia literaria “una novela de hojas de papel” (se supone que como ya son adultos no lo van a romper). Para llegar a ser usuario de los distintos tipos de texto las niñas y los niños han de usarlos y usándooslos aprenderán entre muchas otras cosas a cuidar de ellos.


Desde luego que la durabilidad no debe ser un criterio para elegir un libro y mucho menos el único. Podemos hacer uso de diversidad de criterios, entre ellos el más usado es la edad pero hemos de saber que esto es sólo una recomendación, de otra forma los niños y niñas de infantil nunca haría uso de los textos expositivos como las enciclopedias que por otra parte les fascina. No es cierto que en los primeros años sólo sean adecuados los libros de imágenes y sin palabras o que los álbumes no sean adecuados para adolescentes, hay álbumes tan bellos que cuando los abres puedes disfrutar de una verdadera obra de arte y el arte no debería estar ligado a la edad o mejor dicho no se puede privar del arte a los niños y niñas porque pensemos que no lo van a entender o porque son muy pequeños… igual pasa con algunos textos cuyas palabras son una verdadera obra de arte, el oído y la vista ha de educarse y puede educarse con bellas canciones pero también con bellas palabras.
Me gustaria compartir algunos ejemplos de obras que combinan la belleza de las  ilustraciones y la calidad del texto literario: 
Orejas de mariposa. Luisa Aguilar, ilustraciones André Neve. Kalandra
Finalista del IV Premio Nacional Città di Bella 2008 (Italia)
-¡Mara es una orejotas¡
-Mamá, ¿tú crees que soy una orejotas?
-No, hija. Tienes orejas de mariposa.
-Pero ¿cómo son las orejas de mariposa?
-Pues son orejas que revolotean sobre la
cabeza y pintan de colores las cosas feas.

El topo que quería saber quien se había hecho eso en su cabeza. Werner Holzwarth , ilustraciones de Wolf Erlbruch. Alfaguara. Un cuento encadenado que gira entorno a uno de los temas preferidos por las niñas y los niños, la caca.

Mamá de qué color son los besos. Elisenda Queralt. Editorial Imaginarium.
http://www.youtube.com/watch?v=2UhKgOLyad0&feature=colike

La luna ladrona. Pablo Albo, ilustracciones Pierre Pratt. OQO

La luna se asoma casi todas las noches
por encima de los tejados.

Se cuela por las ventanas, 
se desliza por debajo de las puertas
entra en las casas...

Nos acompañó durante el tiempo en el que Francisco José y Miguel dejaron el chupete, aún siguen culpando a la luna de llevarse sus chupetes.
 Si queréis conocer cómo nació esta bonita historia podéis visitar el siguiente enlace:
http://www.pabloalbo.com/LIBROS/LIBROSluna_origen.htm

 De verdad que no podía Gabriela Keselman. Ilustraciones de Noemí Villamuza.
Kókinos
, 2002. 


El difícil momento de irse a dormir.


El cordero que no quería ser carnero.Didier Jean y Zad. Proteus. Proteus.

Desde siempre los carneros hemos vivido con la cabeza agazhada ocupados en comer hierba...Hoy nos hemos hartado. en lugar de lloriquear y de darnos por vencidos una y otra vez, hemos decidido...


Fue una de nuestras primeras lecturas sobre lobos.



DIFERENTE Jerome le dorze ilustraciones de Chloé émiat Ediciones Jaguar

Soy un lobo. Tu eres un borrego. Y nos hicimos los mejores amigos del mundo. He aquí nuestra historia.






Después del placer de disfrutar de la belleza de estos textos es difícil que alguien se sienta atrapado por algunos de los textos  que podemos encontrar en diversas editoriales.







!Menuda hada Henar si necesita ir al hospital por un dolor de muelas! ¿Para qué si no sirve la magia? Lo que ocurre es que en muchas ocasiones los libros de texto, acaban con la magia.

sábado, 30 de abril de 2011

Leer antes de los tres

Francisco Jośe y Miguel han cumplido 3 años. Es el momento de hacer una parada  y mirar atrás, han sido tres años de aprendizajes, de conquistas, de retos y superaciones. En este periodo se producen mayor número de progresos y aprendizajes que en el resto de nuestra vida.  En sólo tres años pasan de ser unas criaturas indefensas que necesitan de tus cuidados para sobrevivir a ser cada vez más independientes. Esta mañana Miguel ha ido a lavarse los dientes y como siempre me he ofrecido a ayudarle, sin embargo hoy me ha respondido. – “No, yo solito”. Dos palabras yo, distinto de ti, mamá. Y solito, que anuncian la conquista de su autonomía.

Sin embargo, cuando pensamos en una criatura de tres años corremos el riesgo de predecir que poseen pocos o ningunos conocimientos, que son muy pequeños para hacer muchas cosas, sobre todo si son las que llamamos cosas “serias”, y cuando llegan al aula hay que partir de cero, reducimos el lenguaje, simplificamos la realidad… Este curso en el seminario de profundización de lengua oral muchas de las maestras mostraban su preocupación porque volvían a iniciar ciclo y se cuestionaban qué podrían realizar con los niños y las niñas de tres años. Por suerte, a estas alturas del curso son ellas misma las que han dado con la respuesta, se pueden hacer muchas cosas, lo importante es tratarlos como personas inteligentes que aprenden, sin limitar nuestras expectativas, porque en la gran mayoría de los casos siempre las superan.

En este periodo rico en aprendizajes, los niños y las niñas aprenden sobre el mundo y sus relaciones, sobre la cultura en la que están inmersos. Desde el mismo momento del nacimiento están expuestos a una lengua hablada porque a pesar de saber que no nos entienden las madres les hablamos, interactuamos con ellos utilizando la lengua oral y así vamos llenando de significado sus primeras palabras. Pero no sólo están expuestos a la lengua oral, vivimos inmersos en una cultura letrada en donde el lenguaje escrito forma parte de nuestra cotidianidad, las etiquetas del cartón de leche, el rótulo del supermercado… Desde los estudios de Emilia Ferreiro y Ana Teberosky a cerca de la adquisición de las primeras escrituras en los niños sabemos que los niños y las niñas desde temprana edad elaboran sus  propias ideas acerca de lo que es leer y de lo que es escribir.

Como madre deseo que mis hijos estén bien preparados para ser usuarios competentes en una sociedad cada vez más compleja y se que la lectura será un condicionante para futuros aprendizajes. Una de las mayores preocupaciones tanto de familias como de docentes es el aprendizaje de la lectura ¿cómo hacer para que los niños y las niñas sean buenos lectores? Las personas expertas en el tema coinciden en que el acceso a la cultura letrada dependerá de las experiencias que puedan tener en relación a los distintos usos del lenguaje escrito, de las ocasiones que tengan de interactuar con los distintos textos. Hay niños que cuando llegan a 2º ciclo de infantil jamás han estado en contacto con un libro, por el contrario otros han visto a sus madres y a sus padres leer, escribir, les han leído cuentos, han ido con ellos a la librería, en definitiva son ya usuarios de esta cultura letrada. Como dice Myriam Nemirovsky “…en muchos sectores sociales, los niños no tienen ocasión de ver a los adultos leyendo y escribiendo…no sólo es decisivo que los niños vean el sentido y obtengan el placer de participar en situaciones de lectura… también es fundamental compartir con los niños nuestros propios actos lectores y escritores"

Leerles y que nos vean leer. Una práctica muy valiosa que las familias realizan con sus hijos es la lectura de cuentos. Cuando leemos en voz alta nos convertimos en modelos lectores y les ayudamos a crear sus primeros vínculos con la lectura, a través de la lectura en voz alta podemos comunicar la emoción que en nosotros suscita el texto. En casa, la hora de la lectura se convierte en todo un ritual, seleccionamos el texto que vamos a leer, elegimos un sitio donde sentarnos cómodos y que nos permita compartir este momento de intimidad, Francisco José y Miguel corren a por el cuento, trepan al sofá o a la cama, se acomodan y expectantes esperan a que empiece a leerles lo que dice allí en aquellas marcas, que ellos ya han aprendido que hablan del lobo, de caperucita o de los dragones con alas. Estos primeros momentos son decisivos para despertar en ellos el gusto por la lectura. Fiel reflejo de ello son las palabras que Ana María Matute ha pronunciado en su discurso al recibir el Premio Cervantes refiriéndose a su sueño como escritora ...sueño que me acompaña desde la infancia. Desde aquel día en que oí por vez primera la mágica frase: "Erase una vez..." y conmovió toda mi pequeña vida.

Leer antes de los tres implica una forma de entender la lectura distinta de la tradicional, en la que leer no es sólo decodificar, leer es interpretar un texto en busca del significado y sobre todo es comprender. Por tanto no es necesario esperar a que Miguel y Francisco José tengan 6 años y puedan decodificar por sí mismos para que aprendan muchas cosas sobre los textos escritos.

Cuando  Miguel coge el cuento de Caperucita Roja, repasa el título con el dedo y dice: "Caperucita y también lobo", luego pasa las hojas mientras “lee”  apoyándose en las ilustraciones - “lobo”  “cazador”, está interpretando el texto, está aproximándose al significado del texto y por lo tanto está leyendo, lógicamente su interpretación no será la misma que la mía pues yo me aproximo más al significado real del texto, poseo mayores conocimientos, domino el sistema convencional...sin embargo sabe que ahí pone el título, que en ese tipo de texto no habla de los dinosaurios, ni de los ballenas… utilizan las fórmula para acabar “… este cuento se ha acabado” . Cuando quieren que les lea un cuento no me traen una revistas ni una enciclopedia, y esto es así porque los textos han estado siempre presentes. Aprendieron a ponerse de pie apoyándose en el carrito de la biblioteca que muy acertadamente mis compañeras y amigas le regalaron cuando naciero. Los libros para ellos forman parte de su ambiente cotidiano. 


Los momentos compartidos entorno a los textos y la lectura forman esta pequeña Historia de  lectura de Francisco José y Miguel. 









A hablar se aprende hablando, a caminar caminando y a leer se aprende leyendo.


viernes, 8 de abril de 2011

Por qué Francisco José no quiere ir al cole.

Francisco José no quiere ir al cole.

Como madre me pregunto cuál será la razón por la que Francisco José no quiere ir al cole, como maestra de infantil se que cuando una criatura después de dos años llora todas las mañanas al llegar al aula algo no funciona bien, desde la posición de la familia la respuesta fácil sería culpar a la escuela, pero como maestra de infantil se que hay muchos factores que influyen. El porqué muchas niñas y niños de edades comprendidas entre 0 y 6 años lloran cuando van a la escuela, ha hecho que corran ríos de tinta, y se han escrito artículos que dan diferentes respuestas, los lazos de apego, la sobreprotección de las familias... 

Las niñas y los niños de dos años son pequeños pero no son tontos, una de las primeras cosas que aprenden es a utilizar el chantaje emocional, saben que poniendo el puchero más adorable y la carita de pena se te parte el alma y cedes en todo. Como maestra he ido evolucionando desde una postura de experta en la que “daba consejos” o mejor dicho “prescripciones facultativas” de que había que hacer para superar estas situaciones, hasta posturas en la que entiendes que los momentos de separación son duros para las niñas y los niños pero también para las madres, y que hay que ir de a poquito ganándonos la confianza de unos y de otras.

Ahora tengo la  oportunidad de vivir el proceso como madre y no es tan fácil llevar a la práctica lo que predico como maestra, aun así lo intento. Lo intento cuando  Francisco José me dice que está “alito” (malito) y que lo lleve con la abuela. Lo intento cuando haciendo caso de las recomendaciones de la maestra, toco a la puerta del aula, saludo, suelto a los niños y me doy la vuelta, haciendo oídos sordos a sus llantos y protestas. Lo intento cuando venzo la tentación de espiar por los cristales del aula para ver que hacen. Lo intento cuando compro un libro de fichas sabiendo que mis hijos a la tierna edad de 1 año tendrá que pasar 30 interminables minutos sentados en sus preciosas sillas de colores intentando coger una cera con una psicomotricidad que a penas les permite coger torpemente una pelota, sentados y en silencio, cuando tienen un mundo a su alcance.

Miguel ha sido el protagonista de la semana, el martes le tocó llevar su cuento preferido, la noche antes decidimos que debía escoger uno, difícil elección.  Eligió:  El topo que queria saber quién se había hecho eso en su cabeza de Werner Holzwarths, Caperucita Roja de los Hermanos Grimm, su preferido desde que tenia un año y leímos cuentos de personajes de lobos y El gallo kirico de Antonio Rodriguez Almodovar, cómo no se decidia por ninguno, optamos por  llevarlos  todos.  Por su parte, Francisco José nada más despertarse me informó, por si tenía alguna duda, que esa mañana tampoco quería ir al cole. En estos momentos en los que el ritmo de mis hijos y el mío van a destiempo, ellos desearían levantarse tranquilamente y  jugar un rato mientras yo quiero que se laven, desayunen y se vistan deprisa, deprisa, deprisa,  las protestas de Francisco José me sobrepasan y tentada estoy en decirle-  Vale, no vas al cole. Sin embargo, a pesar de su  anuncio Francisco José aparece con el libro de Dinosaurios y su Estegosaurio en la mano y me dice: mama, yo si cole. 
Mamá, yo si cole, si voy al cole porque por fin puedo hacer una tarea que me parece interesante, y es   mostrarles a mis compañeras y compañeros donde está mi dinosaurio, que mi maestras me lea cómo se llama, qué come o cuánto mide.

Y se me parte el alma, cuando veo las cosas que mis hijos podrían aprender, las ganas con las que irían a la escuela infantil y se hace evidente que para ver la ruptura entre prácticas docentes y la vida, vida (como diría Myriam Nemirovsky.) no hay que esperar a secundaria, que ya con dos años lo que hacemos en la escuela y lo que hacemos en la vida no van de la mano. Que mientras en la clase me enseñan el círculo, en casa leo sobre la vida de los dinosaurios o las ballenas, o los tiburones. Y sí, sólo tienen dos años, porque para empezar a leer no hay que esperar a tener veinte. Que con dos años Miguel y Francisco José quieren descubrir y saber de  las mil cosas que hemos de aprender para ser usuarios de este mundo y a las que la escuela en muchas ocasiones damos la espalda. Es por eso que, aun siendo maestra, no puedo entender qué estamos haciendo en las aulas de infantil para que Francisco José no quiera ir al cole.



 “Los niños tienen 100 maneras de expresarse, pero les robamos 99, corresponde a nosotros facilitar la comunicación entre los niños y el mundo" Loris Malagguci.

sábado, 2 de abril de 2011

Ser madre, ser maestra en el siglo XXI

Mi Madre, que es una madre en mayúsculas, tiene una idea de la maternidad muy distinta a la mía, ser madre para ella es la dedicación en exclusiva a la crianza de los hijos e hijas, por eso no entiende que yo necesite “trabajar tanto”, para ella una mujer cuando tiene hijos ya no es una mujer, es una madre y aunque el amor que me tiene la lleva a apoyarme en mis decisiones no puede compartirlas, su frase preferida es “qué necesidad tienes de…” ¿Cómo puedo ser madre y disfrutar con mi trabajo?.
Hay quién es madre sin tomar la decisión de serlo y hay quien es maestra porque es la manera de ganarse la vida, opciones por otra parte muy respetables. Hace unos días en una conferencia  Jurjo Torres comparaba, en un tono de ironía,  la vocación docente con la vocación religiosa en contraposición a la idea de carrera docente y dedicación profesional. Comparto totalmente con él que no se es una buena maestra por vocación, ser maestra no es algo que te viene dado como inspiración divina, no se nace, se hace. Tengo la suerte de tener compareñas y compañeros que llegaron a la docencia sin haber sentido la llamada de la “vocación” y que son excelentes profesionales que disfrutan con su trabajo. En mi caso, estoy dentro de las “estigmatizadas” si que soy maestra por vocación, pero si que es cierto lo que dice Jurjo Torres, el saber docente no me ha venido ni por inspiración divina ni porque yo tuviera un don que me guiara acertadamente en todas mis actuaciones. Ser maestra en el siglo XXI exigen un gran esfuerzo de formación,  es como aprender a leer, no aprendes a descodificar y lo demás te viene dado por añadidura, es un proceso que dura toda la vida y que exige una gran esfuerzo y dedicación.
Esfuerzo y dedicación es lo que conlleva haber tenido la suerte de ser madre de mellizos fruto de mi elección de ser madre. Tampoco creo que haya un solo modelo de ser madre y menos de ser una buena madre, está claro que con el modelo de crianza “tradicional” soy una madre pésima como dice Lucía Etxebarría en su libro El club de las malas madres: "Yo no soy una buena madre. Y probablemente usted, que me lee, tampoco… si usted trabaja fuera de casa entonces desatiende a sus hijos, y nadie valorará el hecho de que tenga usted que hacer verdaderos malabarismos para conciliar la vida familiar y laboral...”
 Los modelos de familia y la forma de entender las  relaciones que se dan entre ellos están cambiando a pasos agigantados, por suerte. Mi familia, como dice mi hijo Miguel, es una familia feliz, y no tenemos papá, no… contesta Francisco José- no, papá, no. Mamá si.